martes, 24 de septiembre de 2013

Una aguja en un pajar

No soy de los que me gusta hablar de un sitio una vez lo visito. Generalmente me gusta esperar un buen tiempo, para hacerlo y así estar seguro de que si lo ago es porque verdaderamente, quedo algo prendado de mí.

He tenido la oportunidad de estar en Ciudad de México un par de veces, por asuntos de trabajo y me parece que es el punto de encuentro con una cultura que se desarrollo a la par de muchas historias e imperios de la antigua Europa.

El DF como le dicen, a pesar de ser una de las ciudades más congestionadas y contaminadas del mundo, posee un encanto que se queda por siempre. Su gente es amable, arraigada a sus tradiciones, su comida exquisita y sus reliquias históricas me hacen transportar en el tiempo y en me consciencia queda claro que toda historia tiene dos lados y que aunque fuimos conquistados, también teníamos  lo nuestro en américa.

Gracias México por tu acojida y a pesar de tu tamaño, no me sentí como una aguja en un pajar.




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