En todas partes y en ninguna parte eso depende de mí, de la forma y la tónica con qué asuma mi vida.
Una taza de café a las 5:30 a.m viendo la montaña al frente mío, empezando a colorearse con el amanecer, acompañada por el canto de pájaros, que al igual que yo se están desperezando, para afrontar un nuevo día, un nuevo reto, una nueva rutina.
A veces puedo estar en el campo, en la playa ante un paisaje fantástico, que se me vuelve invisible, por estar encerrado en mis problemas y preocupaciones.
En definitiva el paraíso está en mi mente. Es mi decisión vivirlo.
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